miércoles, 21 de abril de 2010

Es así mujer.



Ya lo sé; marchaste cortando el agua en dos.
Cuchilla que abre camino
dejando tras de sí burbujas amargas de un adiós.
Ya sé que es así y aquí quedaré.

Con esperanza de volverte a tener, entre mi piel
haciendo vivos tantos sueños, tardes sin palabras,
aires, susurros de grandes hazañas por ti narradas,
con deseos ciegos de no ver nada más que tu mirada.

Aun resuena el cuerno de partida y ya pasó una eternidad,
y la costumbre se me inquieta, se me quiere marchar.
Calientes están mis sabanas, que amarro, que desgasto,
buscándote en mil pliegues, suspirando.
­­­ ……..

El olor salado de este otoño, otra vez más entre tus fotos.

- - “ Es así mujer, no pierdas la fe del que espera,
más si administras tu deseo, tendrás ganado el cielo que te entrega.

La dama de tus sueños no está, ni tu príncipe es su dueño…
Su patria es la mar.

Me has robado mil momentos,
te llevaste mi consuelo, y ahora espero
volverte a oír
contarme cuentos.
……..

Ya se paran los vientos, las olas vienen mansas,
haciendo cama, parando el alma…
Es el tiempo de cambiar la cara, de olvidar las noches
que por él llorabas. Dando tiempo, dando nada.

Y la templanza ya no calma ni mi ser, ni mi mirada
al ver entrar en la cala, la nave que lleva tu calma.
La ilusión por ti guardada te busca entre ansia y añoranza,
y vuelve a sonar el cuerno, pero ahora anuncia llegada.

Más esas velas… no están donde estaban,
reseña de que dentro alguien tumbado entraba.
Ya no hay motivo de seguir plantadas,
corren todas, hasta las más pausadas.

Por qué me quedé plantada?
en el mismo sitio que te vi partir, que te vi mirar.
Por qué me dice el aire sincero lo que tan mal me suena?
en el mismo sitio que te vi reír, y me diste tus labios al marchar.


Todo se cerró en torno a mis ojos
y solo vi que tú no estabas.
Y estos ojos, ciegos ahora, llenos de lágrimas
admitieron al fin que tu alma viva, entre ellos no estaba.
……..

El olor fresco de este verano, otra vez más entre nosotros.

- - Es así mujer, la mar nos marca el alba,
más si puedes contener tu rabia, tendrás el cielo que te regalaba.

La dama de tus sueños no está, ni tu príncipe es su dueño…
su patria es la mar.

Me has robado mil momentos.
Te llevaste mi consuelo, y ahora ya no espero
nada más que
contar cuentos.

viernes, 9 de abril de 2010

Tranquilo, no te asustes.


Gracias, Delirio.

Tranquilo, no te asustes.


- Respira, respira,
- ¡ahhhh!, ¡no puedo mas! – soplaba como una locomotora.
- venga, estas haciéndolo muy bien corazón. – dijo su compañero, temblando, intentando ayudar.
En la habitación existe una mezcla de olores y sensaciones, que junto a su posición agarrotada, el padre llega a colapsar su mente, sabiendo que algo maravilloso y mágico ocurriría delante de sus ojos, si no se desmaya antes claro.
- Vamos a empujar un poco más vale? – plantea con seguridad la comadrona.
- ahh…..uhmmmm
- Aguanta aguanta…
- Uhmmmmm…
- Un poco más...
Un segundo de silencio que pareció eterno. Mientras, Maria se dejaba los restos contorsionando su cansado cuerpo encima del potro…

…la maravilla de la vida se asomaba delante de ellos.

Todo es perfecto. El llanto de la criatura hace que las lágrimas broten como chispas de los ojos de sus padres.

Después, cuando todos descansaban… como un susurro, como una brisa, tocó las manitas del bebe, para unirse a el eternamente.

Hola.
Tranquilo, no te asustes.
Soy amigo.

Es la primera vez que me oyes. Tengo muchas cosas que contarte. Ahora eres muy pequeño y no retendrás esta conversación, pero iré dejando grandes marcas en el camino que refresquen todos los detalles, todas las pistas para que me puedas localizar.
Llenaré tu interior y convertiré tu pulso en parte de mi caminar. Alegraré las tristezas que te rodeen. Adornaré la realidad preciosa que aún existe y borraré de tus pupilas imágenes que dañan los muros del alma más blindada, dando paso a caminos por donde huirás, por donde aprenderás a ver un mar infinito de opciones, creando a antojo propio, tu mundo… tus otros mundos.
Empieza hoy un acuerdo, un contrato vital, que su rúbrica no dependerá de tu voluntad, pues va ligado a tu propia idiosincrasia.
A veces no me tendrás cerca por que la niebla de la consciencia, de la realidad aplastante y absoluta, rozará hiriendo, con seguridad, algún otro de tus grandes pilares, de tus grandes valores, de tus debilidades pues como humano eres vulnerable e imperfecto.




Aprenderás a buscarme, a llamarme en tus momentos de soledad. Siempre estaré al final de tus ansias, junto a tus preguntas, del lado de las respuestas ilógicas, de los colores imposibles. En definitiva: me encontraras agarrando el lado más inverosímil de tus pensamientos y colocando uno tras otro, uno encima de otro, todos los elementos para que tu capacidad de imaginar este viva y alerta, incluso arriesgándome a no ser solicitado nunca y dando estas palabras por perdidas.

Te puedo prometer todo lo que seas capaz de imaginar. Te daré lo que tus ojos no pueden ver cuando lo hacen hacia fuera y practicaremos el camino a esta suculenta despensa llena de ambrosías incalculables que poseo, la de la parte de dentro de tus ojos, para que entres y salgas a tu antojo.
Compartiremos en la distancia y en el tiempo, sin darnos cuenta, nuestros argumentos con otras pupilas que son o que fueron. E incluso aprenderás que las lagrimas no caen a tus pies solo por tristeza o por dolor, emoción o alegría; pueden brotar por comprender en tu pecho lo que la cabeza se niega, y consigues por el uso, que esta, tu cabeza, te deje jugar conmigo, cuando no la molestas, en la parte de atrás, con esas “tontunas”. Bases absurdas estas “tontunas” que intentan aplastar por la fuerza de sus propias ambiciones, seres minúsculos que gobiernan y gobernarán nuestras vidas… mentes amplias pero huecas, incapaces de tener en cuenta las voces de otros y aprovechando para sí las capacidades de todo un pueblo.
Saldré de tu lado en cualquier discusión que enriquezca o que alimente tu gana connatural de aprender… de conocer.
Puede que a veces no tenga sitio en la mesa de tu día a día, lo sé y permaneceré aletargado por largas temporadas. Incluso admitiré que te puedas alimentar de las palabras de otros como yo. Pero has de saber que tendrá que ser de mi agrado, no pudiendo ser de otra manera, y que distraeré y enriqueceré tu caminar cuando parezca que andas perdido.

Hola.
Tranquilo, no te asustes.
Soy amigo.
Soy todos tus sueños.

martes, 23 de marzo de 2010

Mis Memorias, creo...



Ahora, rozo el espíritu de libertad que solía pasear de mi mano, en las tardes eternas, hacia donde la tierra se empeña en querer alargarnos el viaje; donde la luz de este mundo aletarga su capacidad de enseñarnos, de mostrarnos los escondites de las sombras; hacia un final en retentiva, en espera de colocarse su mejor traje, pero adivinando en cada paso hacia el horizonte de hoy, que su llegada será inapelable, mañana… o al otro. La parca es la parca y da igual cuando quiera poseernos.

Me digo mientras tanto: (es curioso, nunca he hablado tanto hacia mis tripas, hacia mis adentros y mis desnudos, desde que no puedo hablar hacia las orejas de otros.) “es lo que tiene la vida, sabes el momento que te llega la gracia de respirar, de participar en este circo, empujándote con pulso, más o menos constante – depende de lo que te vallas encontrando – hacia las ganas, y posteriormente, junto, pegado a su envés, en prácticamente caída libre, se amontonan los sueños rotos, las alegrías, las penas, los propósitos y los recuerdos”.

Ya no hago más deporte que el que mis ojos realizan constantemente desde cada uno de sus rabillos a los lagrimales: los cuatrocientos renglones libres. Se acabaron mis carreras y los nuevos planes, las ansias, y desesperaciones por no llegar a tiempo, precisamente cuando más cosas tengo que plantearme acabar o dejar encarriladas para su continuidad. Me doy cuenta que ser mortal es un verdadero problema.
Cuento con la ayuda del ingenio humano y puedo seguir el pulso, a trompicones, y las ganas. Eso si, ahora son minúsculas, estas ganas, pues no me queda otra que ir despacito, y las voy alimentando a base del cariño de mis recuerdos.
En un libro grande por su contenido, entendí que los recuerdos empiezan a patinar en los huecos de la mente con el paso aplastante y zahareño del tiempo, adornando y amoldándose a la salud de nuestra alma para reclamos posteriores. Vamos, que nos mentimos para encontrar lo que nos satisface mirando hacia la parte trasera de nuestra vida, y a muy pesar mío, tengo la luz hacia este lado. Este ventanal por donde me asomo es más grande, más accesible. Este jardín, trasero, es más primavera, es más exuberante, es más… que narices, es más como a mi me da la gana.

Y recuerdo mientras respiro, mientras muevo con los labios semiprensiles, ya educados para ser mis pies, mi cuerpo muerto hacia otro lado de esta habitación, buscando la claridad que muestre mas transparente la magia de obras paridas en siglos de otros, en siglos ilustrados, en siglos pasados: el sonido. Es la inutilidad que más daño me ha causado. Echo de menos la realidad de los violines, la textura de la sección de cuerdas y la dulzura de los metales. También, un baso de licor y el susurro de Miles Davis, pero me conformo con leer sus pentagramas y sus muescas negras, sus pausas llenas de silencios armonizados, necesarios para entender sus palabras. Mis voces, mis cuentos, mi música.
Agradezco a mis padres la persecución sufrida en mi niñez para mantenerme atado a aquel piano familiar, heredado como obra de arte y tesoro íntimo. Ahora el también aprende a recordar, sobre todo cuando llegan los chicos a llenarme de vida nueva y ojos hambrientos por saber. Generaciones, que tendrán que sorteársele, pues no estoy preparado para dejar a nadie sin su compañía.

También me abrigan las reminiscencias de cicatrices en mi pecho, el de dentro. El tacto de unas cuantas parejas de labios que, todos, hablaban de la pasión y deseo, susurrando las más bellas historias jamás contadas, con los míos. Las veces que supe alentar este fuego e inevitablemente las veces que deje que se apagase, o que otros se aprovechasen una vez arrancado el fuego, de colocarse delante de mí, arrebatándome su calor.
Hablando de calor, echo de menos a la única persona capaz de compartir o dejarme compartir este camino, y es hoy, o al menos eso creo, cuando más recuerdo todos los versos, todas las vidas que inventamos juntos. Su lucha fue épica, y comparando el poder de su adversario como si de una deidad de las enfermedades se tratase, su pugna resultaría envidiable hasta para los mismos males que la arrebataron el aliento.
Aprendes a quitarte cuando estorbas y asumes que el momento es como una instantánea: si no le cazas reteniéndolo para su disfrute y gozo, se esfuma.

La lección más repasada, más aprendida pues se reinventa, resurge constantemente, es la propia vida, y aunque tropecé más de dos veces en la misma esquirla, no me gustaría vivir otra. Las alegrías invitan a probar, a reescribir tu propio apólogo, pensando en ello como el que toma apuntes en vida de prueba y se lleva las notas, los secretos para localizarlas, las alegrías, rebuscándolas para poder sentir lo sentido, pero cuando piensas que la vida tiene tinieblas, yo, personalmente, no quiero encontrármelas ni siquiera con la compensación de los días de sol. Esos malos tragos...
Por eso, quizás, disfruto de la capacidad de retornar a mi patio trasero, e invento la vida que en ese momento necesito. Mismo punto de partida y desarrollos constantemente dispares.

Escribo mis memorias a diario, pues me gusta versionarme, idearme en un lugar desigual en momentos concretados, como pauta de enlace entre mis hipotéticas vidas, para luego, el que quiera jugar con estas páginas amontonándome y dando sentido a mi insulsa vida, pueda ligar actos y actores de cada una de ellas y así poder llegar a una conclusión de lo que pude ser.
Este ejercicio me ayuda a no pensar en la peste del olvido involuntario que azota ya con sus primeros latigazos, la paz de mis pensares y empieza a llamar la atención de mis compañías, resultándome entretenido y creativo, pese a que este aparato que me regalaron, conectado por sensores, traduciendo cibernéticamente mis pulsos cerebrales, me hace volver a aprender a escribir, con todo lo que ello conlleva, asumiendo que no es tan calido como el recuerdo que tengo, o invento, del placer de escribir en papel.

martes, 16 de febrero de 2010

Escalofrío


Cuando el tiempo parece abrir un paréntesis y la luz entretiene sus pensamientos, llegó a imaginar un mundo de incomprensiónes, de desigualdades sociales y culturales, de guerras y odio entre los humanos... Se estremeció volviendo en sí, agrupo su mente de nuevo. Se concentro en su café, disfruto de lenta caída de la nieve tras el cristal y comprobó que todo era un mal sueño.