viernes, 24 de septiembre de 2010

Soberbia. (Los tiene todos). - Delirio 7 - 7 Pecados







Publicacion de Delirio 7
Esta vez Delirio nos ofrece para gozo y disfrute una apasionante publicación sobre los 7 pecados capitales.

Un placer volver a encontrarme entre estas páginas.


Este es su link: http://issuu.com/augusta/docs/delirio7pecados

A pecar.






martes, 24 de agosto de 2010

Ya estoy... ya soy


Me llamaste. Reclamaste mi existencia a base de pensarme, de tu solitaria existencia, rodeado de iguales, solos, juntos, desesperados y desesperanzados

… un borbotón de aire fue lo primero que sentí.

Ya estoy… ya soy.

Incapaz de imaginar lo que me espera.
Lo demás aún no se dibuja, no se trazar, no encuentro mis otras partes.
Me acostumbro a este nuevo medio, menos tubular, menos denso.
Disfrutaba de mis sensaciones inundadas y ahora es el aire el que me cuenta cosas, el que me indica el pulso y el paso.
Planteo con valentía mi batalla y alimento mi cuerpo por la boca que nunca se abre, rozando por la parte de fuera mi pasado, tragando sus escudos e inventando, acumulando fuerzas y corajes… empiezo a sentir el exterior como mi camino, como mi final.

Ya estoy… ya soy.

En mi pequeña consciencia temporal asimilo que tengo que hacer algo, que no es casualidad, que la luz que me regala estas sensaciones prestan ánimos a mis ganas… sin duda me siento capaz de continuar algo que deje sin terminar en otro tiempo.
Me digo: “tranquilo, toma nota y teje la tela de esta vida; fuerte, voluble y con el envés aterciopelado, para cuando te tengas que cubrir con ella”
Lo se, esta vida que me imagino es la que cubrirá mi piel fría cuando retorne a la luz y deje todo el aire para vosotros.

Ya estoy… ya soy.

Ahora espero poder organizar todas estas sensaciones y poder explicarlas, dejándome pistas y marcas, legado de voluntades y principios básicos, no sea que me toque volver a retomar lo que parece que no me dará tiempo a terminar.
Los ecos de empeños de mi respirar hacia otras vidas, de otros pulsos, me susurran la capacidad involuntaria de prometerme, de regalarme a otros cuerpos, a otras vidas… pero en esta que empiezo no puedo perderme en humanidades de esta índole. No en esta. Que más quisiera yo que poder volver a nacer para prestarme a mis compromisos, tantas veces como prometí, pero el momento que respiro ahora, me ocupa en acumular sensaciones. Se escurren muy deprisa en mi cabeza, que sé que no está creada para esta labor, aunque me empeñe en darle este uso.
Los mismos susurros que me animan me desalientan con la realidad, con el paso del que atormenta la condición del humano, a mi cuerpo, lerdo y mal diseñado… aún no comprenden que simplemente se desgasta.
Así pues os iré dejando muestras para que, al contarlas entre vosotros, para que en canciones escritas entre percepciones asimétricas, las volvamos a escuchar, para que en vuestros cuadros, de colores por crear, las podamos volver a imaginar.

Tranquilos, ya estoy… ya soy.

lunes, 5 de julio de 2010

ImaginArte


Jugué a imaginar, sin red, como si supiese...


Tanta energía dando formas, olores y sentidos me dejó exhausto, vacío.

La obsesión por hacer real una imagen trastocó la percepción de la realidad hasta confundir las luces.

Mis ojos apenas pierden tiempo en parpadear y las lágrimas no consuelan mis visiones.


Y pasa el tiempo.


Lento.


Ahora, los recuerdos se prestan a engañarme y ya no sé donde deje de inventar para asegurar la certeza de mi locura.


Y pasa el tiempo.


Lento.


La confusión se muestra aterradora.


Ahora, me da miedo dejar de imaginarte, por si resulta que eres real.

viernes, 4 de junio de 2010

Soberbia (los tiene todos)


Abro los ojos al oírle bajar las escaleras que tengo enfrente y noto que me duele todo, por dentro y por fuera.


…………………………………………………………………………..............................................


Las magulladuras y cortes, como carreteras comarcales en su torso. Bastas extensiones de capilares explosionados distorsionan su perfil inquisidor y poco afable, haciéndole brutal… aterrador.



El eco de su ayer funde sus razones con efluvios y aromas de resaca.


-¡Que se joda! No creo que estrene más trajes, ni gemelos, ni zapatitos de medio sueldo... Hilará más fino cuando se plante ante su Dios, tan arrogante y seductor.


Lo primero que alimentó no fue el buche. Los ojos estaban encendidos. La sangre, hirviendo aún, se hacia paso entre drogas y licores que su deforme cuerpo ya le costaba digerir.


- ¡Que se meta su dinero por el culo!, claro, cuando se le pase el asunto que le deje…No creo que vuelva a caminar recto en mucho tiempo… si es que le tenía que haber dejado allí, con su buena percha, con su elaborado currículum y su despampánate mansión.


Al incorporarse, entre rezos y blasfemias similares, dejando atrás, adormecidas, aletargadas o mas bien repletas de caballo, tres muchachas que no se si sumarian entre ellas los cincuenta, se agarró el rabo, restregándoselo orgulloso – “putas” - y colocando el “armamento” caminando hacia el retrete, en un ejercicio filosófico y terapéutico de reafirmación de sus actos. Mientras meaba se acordó que en una silla del garaje dejo atada a la mujer de su mejor amigo, al que ayer le quitó las ganas de seguir respirando.


No tenia prisa, – “donde coño va a ir” – dibujaba un amago de sonrisa este pensar, en su tez morena y poco agradecida, haciendo mas caso a su estomago que a su reo.


En la cocina, o lugar en donde la mugre no se diferenciaba mucho de los paquetes de comida preparada, arrebato del frigorífico un pack de seis birras, que antes de llegar al garaje pasaron a ser cuatro. Directamente se llevó lo restos de una orgía de kebab que trajo Karím ayer junto a las chicas y una gran pieza de tate de su tierra. Hay quien en su pueblo hace matanza y trae chorizos para la familia; Karím ayuda en el suyo a labores de la cosecha, vamos, como aquí con las uvas y el vino pero allí es el kifi lo que madura por septiembre.


Ya sentado frente a la mujer atada e inconsciente, sacio su sed y calló los pitidos de sus mentones con el resto del pack, mirándola despectivamente, de arriba abajo, deseando ese pastel, pero eran los restos de kebab los que envueltos en sus babas, afloraban entre los dientes y las comisuras de los labios.


- Despierta, Noe – susurro dulcemente en la frente de la mujer, con respeto, con amor, con locura… - Despierta, cariño, ya estamos en casa.


Ella, con al cara ensangrentada y llena de lagrimas secas, se hizo la dormida. El temor dejo de bloquearla cuando se dio por perdida, y ahora se resignaba a morir.


Lo que no comprendía era la actitud tan afable con la que la hablaba… esta loco – pensaba paralizada.


- El no era bueno para ti – dándole por eliminado – os lo dije a ambos el día de vuestra boda, pero claro, os volvisteis a mofar de mis palabras. Os creíais que este pobre “drogas” no hablaba en serio – Balbuceaba mientras el cordero saciaba a dos manos los días en que no entraba ni pizca de alimento, salpicando de ascos las palabras de consuelo que intentaba agrupar. – Además, sabes que eres mía. Te enseñé a vivir, a tener motivos para caminar sin gomas en los brazos… pero claro, “El” siempre lo ha tenido todo. Pues sabes, ahora es mío. “El” tuvo mejor cabeza que yo desde el colegio, pero yo he tenido más… he tenido más… ¡cojones! – grito, manando de entre sus ascos, un ciclo de carcajadas que bien podrían representar a cuarenta ladrones vitoreando a su jefe, como alegoría triunfal sobre “El”, sobre “Ella”… sobre todos.


………………………………………………………………………………


Nuevas lágrimas surcando entre marcas de golpes. La conversación no la alentaba, no la animaba a pensar en una muerte rápida.


Cerró los ojos. No notó el paso del tiempo. No escuchó los jadeos de aquel animal en sus oídos. No apreció la delicada voz de ayuda que prorrumpía su alma al dejar al aire, entre jirones de ropa, su desnudez. No notó los desgarros previos al fin. No notó el golpe de gracia, y aún así notó un hilo de luz que apagaba su historia, que apagaba su vida.




Ilustración de inicio por:


Juan Carlos Cardesin


Blog :http://acuarelascardesin.blogspot.com
Galeria http://expogaleria.blogspot.com/



Muchas gracias, Juankar.




miércoles, 2 de junio de 2010

Llegando la tarde


Llegando la tarde, encuentro el momento de parar, de descansar mí que hacer. Es cuando se van muteando paulatinamente los recados, las risas y llantos, los alborotos y las prisas por todas las cotidianidades que establezco para hacerme con el día. Es cuando ya no me queda, cuando intento disfrutarle: el día. Es así como al final de la jornada, pisando con mis planes la próxima, agotado por dentro y por fuera, me examino.
Se que evalúo por debajo de lo normal, pero es que estamos hablando de uno mismo, y se sabe que sueles ser menos indulgente con tus propios actos. Una manera de estar siempre alerta y no relajarme en “hice lo que pude”. Y es que mis deberes son de máxima importancia. No puedo permitirme errar, y lo hago. No puedo permitirme ser parcial, e involuntariamente o quizás por ser defectuoso, humano, dejo sin mirar algunas de las esquinas de mi control, de mis dominios. Este aire que satura la asfixia de la lógica, en el instante que aparece para refrescarme y recordarme quien fui, inunda la caja de mi vida y su contenido, llevándome al engañoso y dulce pasado, cuando eran otros ojos los vigilantes y otras leyes, que todos en aquel redil, acatábamos conscientes de que nuestro pastor, a veces, nos dejaba empaparnos de este mismo aire de libertad, de improvisación y de alimento laico por el conocimiento. Ocurría que lo prohibido en boca de nuestro mentor sonase interesante y que únicamente conocíamos el peligro cuando este dejaba marca o aviso en las rodillas, en la lengua o en la mollera de más de una oveja.
El aire que yo dejo entrar a mi rebaño, susurra en mi alto claves para volver a recordar que fui ovejita perdida, inocente, de mente esponjosa, absorbente y luminosa. Esta corriente pausaba mi autocontrol y mi mecánica actitud, impuesta por el pulso de lo correcto y responsable, dándome el consuelo y convirtiéndose en Prozac para mi consciencia.
Es ahora, cuando la luz se va, llegando la tarde, acariciando mis pupilas con violetas y rojos rosados en el cielo, ese roce tangencial nos regala la belleza de un instante único y constante, cuando se quedan en la mesa, junto a un botellín y un liao, mis males y mis bienes.
Sinceramente, la mesa no es balanza estable y se suelen caer las penas por penas y los actos agradables por las mismas penas, entre la separación de las maderas, como el agua en las manos, quedando lo más gordo, lo más indigerible: el desconsuelo por no saber si lo realizado es completamente justo, para mí y por supuesto para mi rebaño.

Ya casi no hay diferencia entre los colores, llegando la tarde. Los pardos y grises se hacen con todo, con paso lento y seguro, invadiendo silenciosamente esta parte del mundo. Y sigo con la mirada perdida en la mesa, con las mismas cartas y en la misma partida, observando este congojo con dolor de trago, pues se sigue atravesando en mi garganta las palabras, el tono y las formas con las cuales le erigí. Esta presión que no se va entre las maderas de la mesa, que no cabe. –“No tenía que haberlo echo de esa manera”, “no he sido justo”-. El rebaño no funciona cuando me abrigo con prisas. No me dejan tratar a cada una de mis ovejitas a su misma altura racional. No es justo…
Con las lágrimas mojando mis juicios entro en el embudo del auxilio sordo, de las llamadas a mis pastores, a mis principios, en espera de una clave nueva, una pauta o contraseña para descubrir la razón, el porque de estos desconsuelos.
Es cuando recuerdo con más claridad a mis pastores, a sus tardes mermadas de luz y repletas de obligaciones. De sus rostros duros y serios a la par que desencajados y desesperados por terminar la jornada con prisa, pues como yo ahora, antes de que la luz avise al gallo, ya estaban ejecutando el programa de arranque para su redil.
Es curioso, como este encuentro en donde mi mirada no da con realidades, tropiezo con mis recuerdos. Me veo asomándome para localizar de donde provenían esos llantos y esos desconsuelos. Esos rezos y misericordias que manaban de un alma realizada y con costra, pero muy castigada. Desconsuelos por no saber qué ni cómo hacer que el día siguiente llegue a su fin de la manera más correcta. Escondido en mi culpa por que ese gesto o esa palabra que dije, esa actitud que a mi pastor le enloquecía a esas horas de la noche, le atormentaba y no le dejaba descansar. Pensaba con el mismo nudo que tengo hoy en la garganta y aún sin comprenderlo, que era por mi culpa. No soportaba que ese castigo fuese por mi despiste. Por mi no saber hacer, por mi inocencia, por mi condición de cría observadora, por mi egoísmo al disfrutar del aire que el mismo pastor nos regalaba. Ese mismo aire que yo, como guardián de mi redil, dejo pasar cada vez que puedo.

Abro los ojos de ver, pegados en los lagrimales, con dolor en mi espalda por la postura. Es demasiado tarde. Doy el último trago al botellín y me lleno de densidades y nieblas los pulmones. El congojo no esta en la mesa. Escurrió entre las maderas de la mesa, entre las tablas de mis recuerdos. Llegando la tarde, sólo me queda pensar en mañana.

martes, 18 de mayo de 2010

En lo mejor, me dejó.


Estate atento no tengo más tiempo y te tengo que dar mi aliento.
Palabras que creo haberte dibujado ya pero entiendo que hoy te resulten muy grandes.

No te preocupes en exceso, olvídate de lo correcto, esta losa es aplastante y la moral y las normas solo hacen que pese aún más. Lo que está bien y lo que esta mal puede mostrarse turbio pero apreciaras cada uno de sus sabores. El paladar de la intuición todavía es funcional en este cuerpo que te regalo.
Demasiada ansiedad no es buena en ningún aspecto. Para a mirar las veces que sean suficientes para ver, para encontrar lo que buscas. Grita si es preciso aunque considero que no es la solución para que se te oiga, pero que te escuchen si es eso lo que necesitas. Preocúpate de que la sombra te cobije del calor pero nunca del sol. El nos da la vida y el nos la quitará.
Parecerás solo a veces, pero solo es el que está vacío por dentro. Llénate.
No cuentes secretos a quien tenga los oídos llenos de agujeros, no sabrá o no podrá asirlos y retenerlos. Tiende siempre una mirada a tus pasos dados y otra a los que te quedan por dar. Rodéate de alegrías de luces de amaneceres y del mecer del mar. Abrígate con cariños si bien puede que no tengan pulso. Invéntate otros mundos si este no te gusta y aporta soluciones a los problemas, que si no tienen solución, ya no son problemas, serán evidencias. Aprende de las arrugas y frases con telarañas; de los libros con tres patas y del calor de su mirada, el calor de su vida. Que no pare de correr el agua por tu sed y que el aire te traiga el aroma de un nuevo cuento.
Ahora marcho, dame el abrazo que despide nuestra colección de palabras preferidas, de nuestros juegos insípidos. No puedo tener el placer de morir a tu lado. Marcho a otro mundo, a uno de los míos. Este no me ha dicho nada, si acaso tu respirar, el consuelo de que esta partida también removerá mis entrañas, hablarte en mis sueños y buscarte en este largo viaje, ya que uno de mis regalos es que mas tarde volveré.


Gracias por dejarme susurrarte toda mi vida al oído. No olvides ser tu.

Tu niñez.

lunes, 10 de mayo de 2010

Desierto - (tocado por Baco)





(Náufrago)

No recuerdo cuanto tiempo llevo solo… el mar es tan intenso.
No siento vida en mi corazón.
Paseando por mi mente te busco desesperado.
Te noto.
Estas por aquí… estoy contigo, en ti.
Te vi.
Sé lo que es eso, vuelves a correr por mis venas… no entiendo.


(Sed)

Te asomas a mí y te vas.
Dejas una resaca agridulce que me hace desearte aún más.
Solo pienso en tu luz.
Eres media vida en un instante… como un escalofrío.


(Vacilaciones)

Eres un sueño?
Dudo de la realidad.
No por nada, sino por exacta.
Sois hermanos tú y el amor?
Noto todo mi cuerpo encantado, flotando, desesperado, caído y dejado a la corriente de paz…


(Fiebres)

Sé que si me vieses, no sería nítidamente.
Me camuflo bien. Incluso muestro solo parte de todo lo que soy. Rabia. Temor. Serenidad. Fuego frío. Son tantas las sensaciones que tendría que explicarte y estoy tan solo aquí… perdona.


(Auto-diálogos)

- Es que es así de amarga la vida?.
- Quiero algo más para él, sé que estando solo lo mismo me encuentro y consigo darle todo lo que tengo en mi.
- Lo hago por ti.
- Es tan amplia la respuesta a mis preguntas que sería comparable a explicar dos mundos.
- No creo que sea mi forma de expresarte o representarte, pero lo que sale, sale de mí: lo noto exactamente igual que lo digo.


(Entelequia)

En cuanto te noto, te dejo fluir como un arroyo que me parte en dos.
Quizás a oídos de los demás sea algo simple, pero a mí me haces sentir toda la armonía que me rodea.
Cuando me hablas al oído, veo la belleza en todo su esplendor y siento la perfección y la razón de mi posición en el Todo.


(Suspiro y esperanza)

No tengo que recurrir a nada cuando merodeas a mí alrededor.
Se como eres, te pensabas que no te reconocería?
Desde el primer día que te vi supe que eras la salvación de mis inquietudes.
Hallarte me salvaría la vida.
Siempre te buscaré y espero poder mirarte a los ojos hasta que se agote mi lucidez.
Soy tuyo.
Haz conmigo lo que quieras.