miércoles, 6 de abril de 2011

Un par perfecto de suspiros.


Se da cuenta de que tiene que irse. Respirando a pulso balado, quejicoso y dolorido, entendió que su intención no se cumplió, al menos del todo. Comprendió la imposibilidad de lo absoluto, pero cató el frescor de las tardes en primavera y asimiló que la muerte deja colores perfectos en las luces de este otoño. Sintió una pizca de rabia. Los sudores del no poder dejar la corriente, la poca luz en sus ojos cuando la pauta estaba escrita, desde hace tiempo atrás, incluso sintió que era feliz, pues su mundo era amparado por la legalidad decente… estos sudores le llevaban hacia atrás, cuando su mirada al frente estaba abandonada a la deriva de un par perfecto de suspiros. No entendía por qué en ese momento. Ahora que entiende este juego. Sabe disfrutar del tablero, incluso ha sabido disfrutar de las casillas adyacentes… esas que están en el lado menos visitado del tapete. Las fuerzas le dieron tan solo para que asomase la dignidad, resignada y con su paso contable, repasando su propia vida, su pasar sobre la luz. Limpió sus labios con brazos de caballo, ochentero, lento y dulce, apartando nubes que detienen la nimiedad de sus movimientos, llegando hasta ellos, sus labios, mentirosos que tanto le engañaron alimentando su propia entropía, materia inestable para el corazón transparente, que le abrió los ojos, que le mostró que tenemos vida fuera del pensar. Cerró los ojos, asimilando su tardanza, arreglándose para el viaje, atusándose la memoria y repasando el discurso de despedida. Con paso lento, a la par que cerró los ojos, se le vino la vida encima. ¡Es cuestión de saltar sin miedo! Agarró, en su último palpitar, con la mente completamente lúcida y cristalina, con la certeza de ser el pliegue de su página final, el mejor de todos sus recuerdos, el más bello, el más dulce, el más reconfortante, el más pleno, el más sincero. Soltó su aliento al aire, devolviéndole así la vida y con los ojos abiertos de par en par, miró de frente a su muerte, recibiéndola con la mente en blanco, sensación de placidez, y generoso en su entrega.

viernes, 1 de abril de 2011

El cantar los pasos.



Un paso... un pensamiento,

sopesas, calculas

te animas y concretas

te decides y aseguras.


Otro paso... otro pensamiento,

vas viendo, mirando

escuchando más que oyendo

involuntario otro momento.


Un paso mas... mas pensamiento

asumes, inevitable

el descontrol de este tiempo

y sin pensarlo el pie, sigue atento...


Ya no cuentas lo andado,

mas bien lo cantado

con tu ritmo, con tu aliento

esperando otro paso, otro pensamiento.

miércoles, 2 de marzo de 2011

te me escapas.


Vuelvo a poner la maquinaria en marcha.


Espero dure más que la última vez.


He sido distraído, me dio por observar, y es que me sabes a tan poco... te me escapas.


Estoy alerta, aprieto al play y empiezo a soñar:


no oigo.. no escucho.. no presto atención al vivir, al pasar,


solo te localizo en mi cabeza.


Aparto lo ligero, y olvido respirar...


Siento que muero, siento sentir como siento.


Se acabo nuestra canción, se acabo tu recuerdo.


Volviste a saberme a poco.

lunes, 21 de febrero de 2011

Pobrecitos


Ahora, que se van nublando las tardes, que la sensación de pesadez aturde los pasos, torpes, inseguros, como al principio... ahora, vuelvo a humedecer la punta de mis dedos para seguir alimentando mis ojos. Menos mal que nunca perdí el apetito.

Rellenar los huecos que aun son utiles, que no se derrumbaron en las caídas, que no se desmembraron con el azote emocional de los vientos, cuando viajar la haciamos mirando a las nubes, que no se cerraron al dejar de comprender; ese es el futuro.

Quién sabe, quién maneja las reglas de esta partida, se ha dado cuenta de que la jugada maestra se le puede volver en su contra - pobrecitos -, y es necesario una hoja de ruta con urgencia. Lo que hasta ayer era un vacío cultural conveniente, hoy es superpoblación.

Se nos está quedando el mundo viejo. Se nos estropea el pensar. No vamos a tener tantas reses, y las que quedan, resulta que las hemos mantenido bóvidas, rumiantes, insulsas, pero eso si, felices.

Claro, ahora se adivina su propia inseguridad - la de los pobrecitos - , quince años les parece ideal para terminar de aterrar al feliz cordero... pronto llegará el final de la cosecha y se han quedado sin simientes...

Es mejor recalzar a los elementos desde temprana edad, informando por su bienestar, que "hemos vivido demasiado bien", exigiendo, por su propia calidad de existencia, un suplemento en el coste del futuro de nuestros hijos.

Aparte de borregos, que siempre pacerán por la vida, nos hacen falta mentes. O en su defecto que las que tenemos en stock, se abarroten, se saturen de saber y conocimiento... - el saber y conocimiento que les parezca a los pobrecitos? - que duren mas, pagando el precio del sacrificio: pensar para vivir a cambio de vivir para pensar...


Yo, no estoy disuesto a seguir su juego, y paso las páginas de su temario obligatorio de reciclaje, sobre sostenibilidad humana en el siglo XXI, mientras ojeo las obras completas, pero ahora prohibidas, de Neruda... y es que alguien tendrá que seguir soñando.

miércoles, 9 de febrero de 2011

... y te digo.


No me queda nada,

después de vaciarme en tus oídos.

Los huecos se rellenan con esperanzas,

anhelos y deseos nuevos.

Pero incomodan sus aristas naturales, salvajes, inadaptadas... republicanas.

Domarlas con paciencia, vertiendo sobre ellas toda mi opinión,

adaptando las razones y sopesando la validez de perder más tiempo en pensarlas...

Acepto el valor del grano, apartando las vainas huecas y volátiles, la paja, que engorda a los bovidos y rumiantes, transformando en ilusión, las ideas.

...y te digo.

Al instante, me agarro al ciclo, que todo lo es, y camino sobre los mismos pasos:

No me queda nada,

después de vaciarme en tus oidos.



jueves, 13 de enero de 2011

El uso


Todo va tan lento,

cuando apremia el uso

de este camino inmenso,

que me lleva a tu cuento...



Al pensar,

que a veces pienso,

que paso dar

sin montar en otros pies

de mar,

de lunas tristes.





Pues la senda que borras

al pasar - lleno de solos está el mundo -

se vuelve a trazar,

al notar la presencia

del buscar.




Aveces, es más la fuga que el marchar,

el beber que la bebida,

el vivir que la propia vida,

el paseo perdido que el caminar.




Todo va tan lento

al ver la prisa de este uso,

del andar eterno, entre hueso y hueso,

versar un verso,

dentro de tu cuento.



viernes, 26 de noviembre de 2010

EL blues del talento.



Se paró al lado de un verso,


tuve tiempo al beber


que me tragaba el tiempo:


una luz entre humo denso.



No hubo pulso.


No hubo silencio.



...y, ahí estaba yo


sentado junto al Sr. Tiempo,


pintamos un blues,


el blues del talento.



...y, decía algo así como


que no nos queda tiempo.