miércoles, 11 de febrero de 2009

Lagrimas de alma.



Entre tanto y sin pensarlo, aún resuena en mi alto su llanto.
Sin oírlo, duele más imaginarlo. Imposible el ponerse en su sitio, o al lado.
Y si bien tenían algo guardado... que decir al volver... besos que repartir o consejos por dar... ya no, ya no.
Nombres ligados a un pie de calendario, sin más, sin nada mas.
Tu recuerdo solo un congojo unido al enojo por hacer lo que yo hago, vivir.
Momentos de única pregunta que nadie quiso hacer, obligandome a tragar pena para poder volver a mirar, y no ver.
Lágrimas de alma.
Tranquilo, tranquila, ya no , ya no tiene sentido.
El saco de brillo de sus vidas no se repartió, no se preguntó, solo nos arraso, llevándose mi consuelo y sustento como ser que camina por sus mismos pasos.
No encuentro sentido a su partida. Quizás el sentido es que su sitio se explique con plumas y dulces vientos para el que se queda.
Difícil es para ti. Y mi consuelo anónimo queda flotando en el aire, ese que nos da la vida, ese que barre nuestro sitio en un instante.