martes, 29 de septiembre de 2009

... sonriendo


Después de una porción de tiempo no calculada, recobra la luz. El aliento vuelve a su constante. La percepción es activa aunque turbulenta, confusa, distorsionada.
No puede ser. Otra vez ha vuelto a caer por este abstracto ciclo de subida de ego y caída al vacío de lo imposible, de la apuesta por sus impulsos, de sus instintos.
Arrastra por el suelo de sus pensamientos las ideas que ayer se alzaban al cielo. Bandera de su lucha, de su vida y de sus sueños. Destrozada pero reconocible.
Se dispone a lamer sus vacíos, sus huecos, tras ver como el amanecer de la constante realidad deja en su cuerpo marca sobre marca.
En un momento, en ese pequeño palpitar que anima a abrir los ojos cuando sabes que las luces que entren por tus ventanas solo te mostrarán el cuadrilátero a ras de suelo, quizás sea el inicio de otra carga, el…por que no? de otro intento.
Es eso. Si no sería demasiada tozudez.

- ¡Levanta!. Coge aire entre tanto humo denso!. ¡Apoya tu dignidad a la razón de tu movimiento y apresura tus ideas para organizar este cuerpo desconectado, apartado de tu mente. Hazle llegar ese calor que tienes en el pecho. Esa causa que impulsó tu manera de ver lo que nadie llega a entender. Rearma tu funda, tu coraza de presencia y protección. Lávate las oscuridades y círculos sin salida para dejar que salgan a flote los posibles, las opciones nuevas, los giros que no diste ayer.

Como es posible que el río… que el mundo… tan castigado tenga fuerza para seguir girando, para seguir mostrándole cuadros que no podrá pintar y escondites que ni siquiera se atreve a buscar por no desvelar su lugar. Como es posible que esté alegre; dice que escucha melodías que no hay instrumento que las pueda ejecutar, aun castigado por el intento, destrozado por la parte de adentro, mirando tanto absurdo, tanta injusticia y avaricia, tanta miseria y tanta vergüenza de su propia especie. Como es posible que ya esté alzado, herido y medio vacío. Como es posible que siga insistiendo en caminar, si no reconoce el suelo que le han colocado, ni el pulso de esta vida, ni el venir de lo cotidiano, ni su lugar en este organigrama…. pero lo va a hacer. Dará otro paso sabiendo que se caerá de bruces en la realidad. Lo hará, es su pulso, su inercia. Es necesario.
Se ve caminando hacia el muro, hacia lo imposible, hacia lo mismo de todos los días. Pero allí va de nuevo, sin que las ideas y pensamientos acompañen su aspecto exterior. Espera encontrarse alguien por el camino que comparta lucha, o se está engañando de nuevo?.
Vuelve a caminar. Vuelve alimentar su ego, su idea, sus formas. Ya no le importa su cuerpo.
Esta sonriendo.

lunes, 21 de septiembre de 2009

El tiempo no paseaba con ellos.



Giró sobre si mismo, bordeando el cuerpo que luego seria su referencia en este mundo, sentó su algarabía y escenas de comedia disparatada, y la luz, de pronto, al instante, se frenó en el tiempo. El sonido no correspondía con la imagen. La luz quería descansar, eso es lo primero que coordinó en su cabeza. Luego, como si sus pensamientos se colapsaran en el fango pegajoso de su imaginación, fue entrando y saliendo de tubos de percepción blanda y quebradiza, buscando referencias, lugares de reposo mental, hogares de sentirse, de sentirse bién, aún sabiendo, mejor dicho, notando que la luz se marchaba cada vez más deprisa en cada uno de esos túneles.

El frío se apoderó de su cuerpo, la palidez en su rostro, el miedo en su viaje, la preocupación en su voz… Llamaba a voces - pero con voz forzada por salir de sus labios cada vez menos rojos, menos carnosos - a su referencia, a su piel, a su tacto, a sus ojos, a su razón.
Caminos blandos, aferrado a este mundo por el brazo de un sueño, el tiempo no paseaba con ellos. Si lo hacían las luces y ecos de una conversación tranquilizante, de las que guían el siguiente paso por la cordura; la realidad.
Vió lo que buscaba, lo que se encontró. Y masco la realidad desde el otro lado, sintiéndose más cerca de los que ya no están que de los que le abrazaban. Quizás no fue cierto, quizás no lo vió, quizás no lo entendió. Incluso quizás, no estuvo allí

Después, cuando quiso dibujarlo con palabras se dio cuenta que no tenía tantas, en comparación con los colores que intentaba retener. Solo llegó a parecer otro sueño más.