Jugué a imaginar, sin red, como si supiese...
Tanta energía dando formas, olores y sentidos me dejó exhausto, vacío.
La obsesión por hacer real una imagen trastocó la percepción de la realidad hasta confundir las luces.
Mis ojos apenas pierden tiempo en parpadear y las lágrimas no consuelan mis visiones.
Y pasa el tiempo.
Lento.
Ahora, los recuerdos se prestan a engañarme y ya no sé donde deje de inventar para asegurar la certeza de mi locura.
Y pasa el tiempo.
Lento.
La confusión se muestra aterradora.
Ahora, me da miedo dejar de imaginarte, por si resulta que eres real.