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jueves, 7 de junio de 2012

72 horas conmigo.



Le dio tiempo a tocar la gloria…
 
rozar la posición divina,

la curva exacta.



Le dio tiempo a notar su aliento…

carnoso, fresco y tremendo…

tembloroso.


Le dio tiempo a no ver nada…

a nublarse de luz fría,

a deslumbrarse mientras vuela.


Le dio tiempo a plantar palabras…

a reír sus flores

y devorarse por dentro, por completo.


Le dio tiempo a matar la calma…

a surgir del viento,

a calmar su muerte.


Le dio tiempo a pensar que siente…

a sentir que piensa…

a mirarse y verse…

a creerse esencia.







martes, 5 de junio de 2012

La vida no es mala...




Un momento de presión

en pecho

tortura, galope en pulso,

en vena

caos en su seso,

obsesión.



Salita de espera, cansada

aturdida, olvidada.

No es mansa respuesta:

la vida no es mala…

no es perra,

solo es correcta.



 A pesar de todo, avanza

concreta, decide y se sienta.

la vista continua descalza

sin mirar

su pisar.





 

lunes, 4 de junio de 2012

Ermitaño de-mente.



Los polos se invierten
si piensas, constantemente.
Al menos los suyos
se divierten.

Todo es real, espira,
respira y todo es distinto,
un paso en camino
de escombros y brillos

Princesa demencia
ameniza sus diálogos
cortos, sinceros, de tardes...
colocando lo descolocado...
de dedo en labio... otra vez
ser consciente de su otro lado,
estar muriendo y respirar...

Al saberse luz
azotado por los vientos
y caminar buscando
volverse a encontrar.

viernes, 4 de noviembre de 2011

Agua salada en las luces. Recuerdos lentos.



Querer tocarlo
Notar que llegas, con todos los dedos,
Pero te faltan manos,
Sus manos.

Pensar en ello
Saltar barreras, las puestas
Llegando cansado,
Con agua salada en las luces.

Asumo el tiempo
Abriendo ideas, con todos sus gestos
Recuerdos lentos,
Asomando cuentos.

Dejo caer, mi ser
Abrazando humo denso, con mis dedos
Pero me faltan manos,
Tus manos.

jueves, 11 de agosto de 2011

Tejiendo mariposas



Sola,


y es que estoy tan sola.


Me cuento la vida,


ya vieja,


como las paredes,


como las fotos de todos


los que ahora me dejáis sola,


tan sola.



Lo que no pensé es


que tu también,


después de tanto,


me dejases


sola,


cuando he conseguido,


por fin,


hilar la vida


y tejer para ti,


en el aire,


miles de mariposas.









viernes, 5 de agosto de 2011

Soy feliz.




Con los pies atados, liados
por tus trampas, consumo los pulsos,

completo los ciclos escritos, eternos.

Me doy cuenta de todo

aunque el escudo es opaco;

máscara de noble arte circense,

farandulero y cabaretero...

pero me doy cuenta de todo.

Llego a diferenciarte mientras tu peso hunde la arena fina, dulce y esteril

que te sostiene,

que me hace ser.


No tienes que pararte,

puedes seguir,

no me esperes más.

Al final caeré por tu mismo embudo,

cuello de cisne

hermoso pero estrecho.

No me quedará otra.

Me apena que pretendas

hacerme creer

que es por mi bien,

y es que no se, si es

que no lo concibo

o simplemente mi caracter montaraz

se agarra a la sinrazón

y no quiere ser sumiso

perro obediente

que corre al lado del amo

que le tira mendrugos.

Quizás por eso, ahora

que muero a tus pies,

ahora que muero

enfermo de otoño,

pienso que me engaño tu ceguera,

tu falta de espacio y perspectiva.

Puedo perdonarte, pero no olvidarte.

Me contagiaste con la peor de las plagas que puede absorver la piel de mi lógica:

Soy feliz.









lunes, 4 de julio de 2011

Al verlos... al oirlos...




Me estoy dando cuenta


que late más fuerte mi cuello que mi corazón,


al verlos,


al oirlos.





Noto que se me atraviesa esta sangre,


que me cuesta tragarla,


comprenderla,


apagarla.





Y es que me arden las palabras


al pasar por mi garganta,


junto a mis consciencias y razones,


que a borbotones, no paran de manar,


dejando mis pensares secos,


vanos, absurdos.





Intentan salir mis fuegos,


mis palabras calientes,


por mi sangre,


que no digiero,


que mastico... cada vez que les veo.





Y les miro con el querer matar,


qué no mato ni una mosca,


pero empezar por ellos es fácil...


son muchos.





Y calculo, sospechas


y actos que delaten mi intención.


Estoy dispuesto, se cual es mi casilla


en este juego, su juego,


saltando su ley,


la del juego,


la de ellos.





Me avalo yo mismo,


pues no me fían,


no me dan crédito.


Me miran,


se asombran y critican mis flautas,


pero no me ven,


no ven las venas infladas,


calientes.


cansadas.

miércoles, 6 de abril de 2011

Un par perfecto de suspiros.


Se da cuenta de que tiene que irse. Respirando a pulso balado, quejicoso y dolorido, entendió que su intención no se cumplió, al menos del todo. Comprendió la imposibilidad de lo absoluto, pero cató el frescor de las tardes en primavera y asimiló que la muerte deja colores perfectos en las luces de este otoño. Sintió una pizca de rabia. Los sudores del no poder dejar la corriente, la poca luz en sus ojos cuando la pauta estaba escrita, desde hace tiempo atrás, incluso sintió que era feliz, pues su mundo era amparado por la legalidad decente… estos sudores le llevaban hacia atrás, cuando su mirada al frente estaba abandonada a la deriva de un par perfecto de suspiros. No entendía por qué en ese momento. Ahora que entiende este juego. Sabe disfrutar del tablero, incluso ha sabido disfrutar de las casillas adyacentes… esas que están en el lado menos visitado del tapete. Las fuerzas le dieron tan solo para que asomase la dignidad, resignada y con su paso contable, repasando su propia vida, su pasar sobre la luz. Limpió sus labios con brazos de caballo, ochentero, lento y dulce, apartando nubes que detienen la nimiedad de sus movimientos, llegando hasta ellos, sus labios, mentirosos que tanto le engañaron alimentando su propia entropía, materia inestable para el corazón transparente, que le abrió los ojos, que le mostró que tenemos vida fuera del pensar. Cerró los ojos, asimilando su tardanza, arreglándose para el viaje, atusándose la memoria y repasando el discurso de despedida. Con paso lento, a la par que cerró los ojos, se le vino la vida encima. ¡Es cuestión de saltar sin miedo! Agarró, en su último palpitar, con la mente completamente lúcida y cristalina, con la certeza de ser el pliegue de su página final, el mejor de todos sus recuerdos, el más bello, el más dulce, el más reconfortante, el más pleno, el más sincero. Soltó su aliento al aire, devolviéndole así la vida y con los ojos abiertos de par en par, miró de frente a su muerte, recibiéndola con la mente en blanco, sensación de placidez, y generoso en su entrega.

viernes, 1 de abril de 2011

El cantar los pasos.



Un paso... un pensamiento,

sopesas, calculas

te animas y concretas

te decides y aseguras.


Otro paso... otro pensamiento,

vas viendo, mirando

escuchando más que oyendo

involuntario otro momento.


Un paso mas... mas pensamiento

asumes, inevitable

el descontrol de este tiempo

y sin pensarlo el pie, sigue atento...


Ya no cuentas lo andado,

mas bien lo cantado

con tu ritmo, con tu aliento

esperando otro paso, otro pensamiento.

lunes, 21 de febrero de 2011

Pobrecitos


Ahora, que se van nublando las tardes, que la sensación de pesadez aturde los pasos, torpes, inseguros, como al principio... ahora, vuelvo a humedecer la punta de mis dedos para seguir alimentando mis ojos. Menos mal que nunca perdí el apetito.

Rellenar los huecos que aun son utiles, que no se derrumbaron en las caídas, que no se desmembraron con el azote emocional de los vientos, cuando viajar la haciamos mirando a las nubes, que no se cerraron al dejar de comprender; ese es el futuro.

Quién sabe, quién maneja las reglas de esta partida, se ha dado cuenta de que la jugada maestra se le puede volver en su contra - pobrecitos -, y es necesario una hoja de ruta con urgencia. Lo que hasta ayer era un vacío cultural conveniente, hoy es superpoblación.

Se nos está quedando el mundo viejo. Se nos estropea el pensar. No vamos a tener tantas reses, y las que quedan, resulta que las hemos mantenido bóvidas, rumiantes, insulsas, pero eso si, felices.

Claro, ahora se adivina su propia inseguridad - la de los pobrecitos - , quince años les parece ideal para terminar de aterrar al feliz cordero... pronto llegará el final de la cosecha y se han quedado sin simientes...

Es mejor recalzar a los elementos desde temprana edad, informando por su bienestar, que "hemos vivido demasiado bien", exigiendo, por su propia calidad de existencia, un suplemento en el coste del futuro de nuestros hijos.

Aparte de borregos, que siempre pacerán por la vida, nos hacen falta mentes. O en su defecto que las que tenemos en stock, se abarroten, se saturen de saber y conocimiento... - el saber y conocimiento que les parezca a los pobrecitos? - que duren mas, pagando el precio del sacrificio: pensar para vivir a cambio de vivir para pensar...


Yo, no estoy disuesto a seguir su juego, y paso las páginas de su temario obligatorio de reciclaje, sobre sostenibilidad humana en el siglo XXI, mientras ojeo las obras completas, pero ahora prohibidas, de Neruda... y es que alguien tendrá que seguir soñando.

martes, 24 de agosto de 2010

Ya estoy... ya soy


Me llamaste. Reclamaste mi existencia a base de pensarme, de tu solitaria existencia, rodeado de iguales, solos, juntos, desesperados y desesperanzados

… un borbotón de aire fue lo primero que sentí.

Ya estoy… ya soy.

Incapaz de imaginar lo que me espera.
Lo demás aún no se dibuja, no se trazar, no encuentro mis otras partes.
Me acostumbro a este nuevo medio, menos tubular, menos denso.
Disfrutaba de mis sensaciones inundadas y ahora es el aire el que me cuenta cosas, el que me indica el pulso y el paso.
Planteo con valentía mi batalla y alimento mi cuerpo por la boca que nunca se abre, rozando por la parte de fuera mi pasado, tragando sus escudos e inventando, acumulando fuerzas y corajes… empiezo a sentir el exterior como mi camino, como mi final.

Ya estoy… ya soy.

En mi pequeña consciencia temporal asimilo que tengo que hacer algo, que no es casualidad, que la luz que me regala estas sensaciones prestan ánimos a mis ganas… sin duda me siento capaz de continuar algo que deje sin terminar en otro tiempo.
Me digo: “tranquilo, toma nota y teje la tela de esta vida; fuerte, voluble y con el envés aterciopelado, para cuando te tengas que cubrir con ella”
Lo se, esta vida que me imagino es la que cubrirá mi piel fría cuando retorne a la luz y deje todo el aire para vosotros.

Ya estoy… ya soy.

Ahora espero poder organizar todas estas sensaciones y poder explicarlas, dejándome pistas y marcas, legado de voluntades y principios básicos, no sea que me toque volver a retomar lo que parece que no me dará tiempo a terminar.
Los ecos de empeños de mi respirar hacia otras vidas, de otros pulsos, me susurran la capacidad involuntaria de prometerme, de regalarme a otros cuerpos, a otras vidas… pero en esta que empiezo no puedo perderme en humanidades de esta índole. No en esta. Que más quisiera yo que poder volver a nacer para prestarme a mis compromisos, tantas veces como prometí, pero el momento que respiro ahora, me ocupa en acumular sensaciones. Se escurren muy deprisa en mi cabeza, que sé que no está creada para esta labor, aunque me empeñe en darle este uso.
Los mismos susurros que me animan me desalientan con la realidad, con el paso del que atormenta la condición del humano, a mi cuerpo, lerdo y mal diseñado… aún no comprenden que simplemente se desgasta.
Así pues os iré dejando muestras para que, al contarlas entre vosotros, para que en canciones escritas entre percepciones asimétricas, las volvamos a escuchar, para que en vuestros cuadros, de colores por crear, las podamos volver a imaginar.

Tranquilos, ya estoy… ya soy.

miércoles, 2 de junio de 2010

Llegando la tarde


Llegando la tarde, encuentro el momento de parar, de descansar mí que hacer. Es cuando se van muteando paulatinamente los recados, las risas y llantos, los alborotos y las prisas por todas las cotidianidades que establezco para hacerme con el día. Es cuando ya no me queda, cuando intento disfrutarle: el día. Es así como al final de la jornada, pisando con mis planes la próxima, agotado por dentro y por fuera, me examino.
Se que evalúo por debajo de lo normal, pero es que estamos hablando de uno mismo, y se sabe que sueles ser menos indulgente con tus propios actos. Una manera de estar siempre alerta y no relajarme en “hice lo que pude”. Y es que mis deberes son de máxima importancia. No puedo permitirme errar, y lo hago. No puedo permitirme ser parcial, e involuntariamente o quizás por ser defectuoso, humano, dejo sin mirar algunas de las esquinas de mi control, de mis dominios. Este aire que satura la asfixia de la lógica, en el instante que aparece para refrescarme y recordarme quien fui, inunda la caja de mi vida y su contenido, llevándome al engañoso y dulce pasado, cuando eran otros ojos los vigilantes y otras leyes, que todos en aquel redil, acatábamos conscientes de que nuestro pastor, a veces, nos dejaba empaparnos de este mismo aire de libertad, de improvisación y de alimento laico por el conocimiento. Ocurría que lo prohibido en boca de nuestro mentor sonase interesante y que únicamente conocíamos el peligro cuando este dejaba marca o aviso en las rodillas, en la lengua o en la mollera de más de una oveja.
El aire que yo dejo entrar a mi rebaño, susurra en mi alto claves para volver a recordar que fui ovejita perdida, inocente, de mente esponjosa, absorbente y luminosa. Esta corriente pausaba mi autocontrol y mi mecánica actitud, impuesta por el pulso de lo correcto y responsable, dándome el consuelo y convirtiéndose en Prozac para mi consciencia.
Es ahora, cuando la luz se va, llegando la tarde, acariciando mis pupilas con violetas y rojos rosados en el cielo, ese roce tangencial nos regala la belleza de un instante único y constante, cuando se quedan en la mesa, junto a un botellín y un liao, mis males y mis bienes.
Sinceramente, la mesa no es balanza estable y se suelen caer las penas por penas y los actos agradables por las mismas penas, entre la separación de las maderas, como el agua en las manos, quedando lo más gordo, lo más indigerible: el desconsuelo por no saber si lo realizado es completamente justo, para mí y por supuesto para mi rebaño.

Ya casi no hay diferencia entre los colores, llegando la tarde. Los pardos y grises se hacen con todo, con paso lento y seguro, invadiendo silenciosamente esta parte del mundo. Y sigo con la mirada perdida en la mesa, con las mismas cartas y en la misma partida, observando este congojo con dolor de trago, pues se sigue atravesando en mi garganta las palabras, el tono y las formas con las cuales le erigí. Esta presión que no se va entre las maderas de la mesa, que no cabe. –“No tenía que haberlo echo de esa manera”, “no he sido justo”-. El rebaño no funciona cuando me abrigo con prisas. No me dejan tratar a cada una de mis ovejitas a su misma altura racional. No es justo…
Con las lágrimas mojando mis juicios entro en el embudo del auxilio sordo, de las llamadas a mis pastores, a mis principios, en espera de una clave nueva, una pauta o contraseña para descubrir la razón, el porque de estos desconsuelos.
Es cuando recuerdo con más claridad a mis pastores, a sus tardes mermadas de luz y repletas de obligaciones. De sus rostros duros y serios a la par que desencajados y desesperados por terminar la jornada con prisa, pues como yo ahora, antes de que la luz avise al gallo, ya estaban ejecutando el programa de arranque para su redil.
Es curioso, como este encuentro en donde mi mirada no da con realidades, tropiezo con mis recuerdos. Me veo asomándome para localizar de donde provenían esos llantos y esos desconsuelos. Esos rezos y misericordias que manaban de un alma realizada y con costra, pero muy castigada. Desconsuelos por no saber qué ni cómo hacer que el día siguiente llegue a su fin de la manera más correcta. Escondido en mi culpa por que ese gesto o esa palabra que dije, esa actitud que a mi pastor le enloquecía a esas horas de la noche, le atormentaba y no le dejaba descansar. Pensaba con el mismo nudo que tengo hoy en la garganta y aún sin comprenderlo, que era por mi culpa. No soportaba que ese castigo fuese por mi despiste. Por mi no saber hacer, por mi inocencia, por mi condición de cría observadora, por mi egoísmo al disfrutar del aire que el mismo pastor nos regalaba. Ese mismo aire que yo, como guardián de mi redil, dejo pasar cada vez que puedo.

Abro los ojos de ver, pegados en los lagrimales, con dolor en mi espalda por la postura. Es demasiado tarde. Doy el último trago al botellín y me lleno de densidades y nieblas los pulmones. El congojo no esta en la mesa. Escurrió entre las maderas de la mesa, entre las tablas de mis recuerdos. Llegando la tarde, sólo me queda pensar en mañana.

martes, 18 de mayo de 2010

En lo mejor, me dejó.


Estate atento no tengo más tiempo y te tengo que dar mi aliento.
Palabras que creo haberte dibujado ya pero entiendo que hoy te resulten muy grandes.

No te preocupes en exceso, olvídate de lo correcto, esta losa es aplastante y la moral y las normas solo hacen que pese aún más. Lo que está bien y lo que esta mal puede mostrarse turbio pero apreciaras cada uno de sus sabores. El paladar de la intuición todavía es funcional en este cuerpo que te regalo.
Demasiada ansiedad no es buena en ningún aspecto. Para a mirar las veces que sean suficientes para ver, para encontrar lo que buscas. Grita si es preciso aunque considero que no es la solución para que se te oiga, pero que te escuchen si es eso lo que necesitas. Preocúpate de que la sombra te cobije del calor pero nunca del sol. El nos da la vida y el nos la quitará.
Parecerás solo a veces, pero solo es el que está vacío por dentro. Llénate.
No cuentes secretos a quien tenga los oídos llenos de agujeros, no sabrá o no podrá asirlos y retenerlos. Tiende siempre una mirada a tus pasos dados y otra a los que te quedan por dar. Rodéate de alegrías de luces de amaneceres y del mecer del mar. Abrígate con cariños si bien puede que no tengan pulso. Invéntate otros mundos si este no te gusta y aporta soluciones a los problemas, que si no tienen solución, ya no son problemas, serán evidencias. Aprende de las arrugas y frases con telarañas; de los libros con tres patas y del calor de su mirada, el calor de su vida. Que no pare de correr el agua por tu sed y que el aire te traiga el aroma de un nuevo cuento.
Ahora marcho, dame el abrazo que despide nuestra colección de palabras preferidas, de nuestros juegos insípidos. No puedo tener el placer de morir a tu lado. Marcho a otro mundo, a uno de los míos. Este no me ha dicho nada, si acaso tu respirar, el consuelo de que esta partida también removerá mis entrañas, hablarte en mis sueños y buscarte en este largo viaje, ya que uno de mis regalos es que mas tarde volveré.


Gracias por dejarme susurrarte toda mi vida al oído. No olvides ser tu.

Tu niñez.

martes, 23 de marzo de 2010

Mis Memorias, creo...



Ahora, rozo el espíritu de libertad que solía pasear de mi mano, en las tardes eternas, hacia donde la tierra se empeña en querer alargarnos el viaje; donde la luz de este mundo aletarga su capacidad de enseñarnos, de mostrarnos los escondites de las sombras; hacia un final en retentiva, en espera de colocarse su mejor traje, pero adivinando en cada paso hacia el horizonte de hoy, que su llegada será inapelable, mañana… o al otro. La parca es la parca y da igual cuando quiera poseernos.

Me digo mientras tanto: (es curioso, nunca he hablado tanto hacia mis tripas, hacia mis adentros y mis desnudos, desde que no puedo hablar hacia las orejas de otros.) “es lo que tiene la vida, sabes el momento que te llega la gracia de respirar, de participar en este circo, empujándote con pulso, más o menos constante – depende de lo que te vallas encontrando – hacia las ganas, y posteriormente, junto, pegado a su envés, en prácticamente caída libre, se amontonan los sueños rotos, las alegrías, las penas, los propósitos y los recuerdos”.

Ya no hago más deporte que el que mis ojos realizan constantemente desde cada uno de sus rabillos a los lagrimales: los cuatrocientos renglones libres. Se acabaron mis carreras y los nuevos planes, las ansias, y desesperaciones por no llegar a tiempo, precisamente cuando más cosas tengo que plantearme acabar o dejar encarriladas para su continuidad. Me doy cuenta que ser mortal es un verdadero problema.
Cuento con la ayuda del ingenio humano y puedo seguir el pulso, a trompicones, y las ganas. Eso si, ahora son minúsculas, estas ganas, pues no me queda otra que ir despacito, y las voy alimentando a base del cariño de mis recuerdos.
En un libro grande por su contenido, entendí que los recuerdos empiezan a patinar en los huecos de la mente con el paso aplastante y zahareño del tiempo, adornando y amoldándose a la salud de nuestra alma para reclamos posteriores. Vamos, que nos mentimos para encontrar lo que nos satisface mirando hacia la parte trasera de nuestra vida, y a muy pesar mío, tengo la luz hacia este lado. Este ventanal por donde me asomo es más grande, más accesible. Este jardín, trasero, es más primavera, es más exuberante, es más… que narices, es más como a mi me da la gana.

Y recuerdo mientras respiro, mientras muevo con los labios semiprensiles, ya educados para ser mis pies, mi cuerpo muerto hacia otro lado de esta habitación, buscando la claridad que muestre mas transparente la magia de obras paridas en siglos de otros, en siglos ilustrados, en siglos pasados: el sonido. Es la inutilidad que más daño me ha causado. Echo de menos la realidad de los violines, la textura de la sección de cuerdas y la dulzura de los metales. También, un baso de licor y el susurro de Miles Davis, pero me conformo con leer sus pentagramas y sus muescas negras, sus pausas llenas de silencios armonizados, necesarios para entender sus palabras. Mis voces, mis cuentos, mi música.
Agradezco a mis padres la persecución sufrida en mi niñez para mantenerme atado a aquel piano familiar, heredado como obra de arte y tesoro íntimo. Ahora el también aprende a recordar, sobre todo cuando llegan los chicos a llenarme de vida nueva y ojos hambrientos por saber. Generaciones, que tendrán que sorteársele, pues no estoy preparado para dejar a nadie sin su compañía.

También me abrigan las reminiscencias de cicatrices en mi pecho, el de dentro. El tacto de unas cuantas parejas de labios que, todos, hablaban de la pasión y deseo, susurrando las más bellas historias jamás contadas, con los míos. Las veces que supe alentar este fuego e inevitablemente las veces que deje que se apagase, o que otros se aprovechasen una vez arrancado el fuego, de colocarse delante de mí, arrebatándome su calor.
Hablando de calor, echo de menos a la única persona capaz de compartir o dejarme compartir este camino, y es hoy, o al menos eso creo, cuando más recuerdo todos los versos, todas las vidas que inventamos juntos. Su lucha fue épica, y comparando el poder de su adversario como si de una deidad de las enfermedades se tratase, su pugna resultaría envidiable hasta para los mismos males que la arrebataron el aliento.
Aprendes a quitarte cuando estorbas y asumes que el momento es como una instantánea: si no le cazas reteniéndolo para su disfrute y gozo, se esfuma.

La lección más repasada, más aprendida pues se reinventa, resurge constantemente, es la propia vida, y aunque tropecé más de dos veces en la misma esquirla, no me gustaría vivir otra. Las alegrías invitan a probar, a reescribir tu propio apólogo, pensando en ello como el que toma apuntes en vida de prueba y se lleva las notas, los secretos para localizarlas, las alegrías, rebuscándolas para poder sentir lo sentido, pero cuando piensas que la vida tiene tinieblas, yo, personalmente, no quiero encontrármelas ni siquiera con la compensación de los días de sol. Esos malos tragos...
Por eso, quizás, disfruto de la capacidad de retornar a mi patio trasero, e invento la vida que en ese momento necesito. Mismo punto de partida y desarrollos constantemente dispares.

Escribo mis memorias a diario, pues me gusta versionarme, idearme en un lugar desigual en momentos concretados, como pauta de enlace entre mis hipotéticas vidas, para luego, el que quiera jugar con estas páginas amontonándome y dando sentido a mi insulsa vida, pueda ligar actos y actores de cada una de ellas y así poder llegar a una conclusión de lo que pude ser.
Este ejercicio me ayuda a no pensar en la peste del olvido involuntario que azota ya con sus primeros latigazos, la paz de mis pensares y empieza a llamar la atención de mis compañías, resultándome entretenido y creativo, pese a que este aparato que me regalaron, conectado por sensores, traduciendo cibernéticamente mis pulsos cerebrales, me hace volver a aprender a escribir, con todo lo que ello conlleva, asumiendo que no es tan calido como el recuerdo que tengo, o invento, del placer de escribir en papel.

martes, 16 de febrero de 2010

Escalofrío


Cuando el tiempo parece abrir un paréntesis y la luz entretiene sus pensamientos, llegó a imaginar un mundo de incomprensiónes, de desigualdades sociales y culturales, de guerras y odio entre los humanos... Se estremeció volviendo en sí, agrupo su mente de nuevo. Se concentro en su café, disfruto de lenta caída de la nieve tras el cristal y comprobó que todo era un mal sueño.

martes, 29 de septiembre de 2009

... sonriendo


Después de una porción de tiempo no calculada, recobra la luz. El aliento vuelve a su constante. La percepción es activa aunque turbulenta, confusa, distorsionada.
No puede ser. Otra vez ha vuelto a caer por este abstracto ciclo de subida de ego y caída al vacío de lo imposible, de la apuesta por sus impulsos, de sus instintos.
Arrastra por el suelo de sus pensamientos las ideas que ayer se alzaban al cielo. Bandera de su lucha, de su vida y de sus sueños. Destrozada pero reconocible.
Se dispone a lamer sus vacíos, sus huecos, tras ver como el amanecer de la constante realidad deja en su cuerpo marca sobre marca.
En un momento, en ese pequeño palpitar que anima a abrir los ojos cuando sabes que las luces que entren por tus ventanas solo te mostrarán el cuadrilátero a ras de suelo, quizás sea el inicio de otra carga, el…por que no? de otro intento.
Es eso. Si no sería demasiada tozudez.

- ¡Levanta!. Coge aire entre tanto humo denso!. ¡Apoya tu dignidad a la razón de tu movimiento y apresura tus ideas para organizar este cuerpo desconectado, apartado de tu mente. Hazle llegar ese calor que tienes en el pecho. Esa causa que impulsó tu manera de ver lo que nadie llega a entender. Rearma tu funda, tu coraza de presencia y protección. Lávate las oscuridades y círculos sin salida para dejar que salgan a flote los posibles, las opciones nuevas, los giros que no diste ayer.

Como es posible que el río… que el mundo… tan castigado tenga fuerza para seguir girando, para seguir mostrándole cuadros que no podrá pintar y escondites que ni siquiera se atreve a buscar por no desvelar su lugar. Como es posible que esté alegre; dice que escucha melodías que no hay instrumento que las pueda ejecutar, aun castigado por el intento, destrozado por la parte de adentro, mirando tanto absurdo, tanta injusticia y avaricia, tanta miseria y tanta vergüenza de su propia especie. Como es posible que ya esté alzado, herido y medio vacío. Como es posible que siga insistiendo en caminar, si no reconoce el suelo que le han colocado, ni el pulso de esta vida, ni el venir de lo cotidiano, ni su lugar en este organigrama…. pero lo va a hacer. Dará otro paso sabiendo que se caerá de bruces en la realidad. Lo hará, es su pulso, su inercia. Es necesario.
Se ve caminando hacia el muro, hacia lo imposible, hacia lo mismo de todos los días. Pero allí va de nuevo, sin que las ideas y pensamientos acompañen su aspecto exterior. Espera encontrarse alguien por el camino que comparta lucha, o se está engañando de nuevo?.
Vuelve a caminar. Vuelve alimentar su ego, su idea, sus formas. Ya no le importa su cuerpo.
Esta sonriendo.

viernes, 17 de abril de 2009

Ocurre por dentro...


En la luz de cualquier amanecer, creo que así fue.

... otro desliz, otro lento palpitar...lento y dulce parpadeo... y ya no estoy aquí.

Desnudé mi testa cierta tarde, después de empaparme con textos mayúsculos, de esos que hacen que la realidad me moleste, y quise vestirme con ideas. Pero fueron ellas las que decidieron vestirse de mi, rápidas, alentadas por un paseo, por un gesto no mío, por una voz de orden no dicha, interior...

Me encuentro en ese punto de traslado, embriagado por la necesidad de mostrarme, de crecer, de alimentar mi envés, de enseñar con dignidad lo que está bajo mi piel, tras mi ser. Y este sutil desliz aturdió mis sentidos. Tocado por la amorfia envidiosa de la consciencia, que me turbia la vida, huí otra vez, flotando al amparo de reconocer, en la lejanía de este embudo, la voz de otro ser.
No se si representa la posesión de un latido en mi pecho, anterior a este mundo, cobijado entre los pliegues de lo que adivino detrás de mis ojos, o es el soplido de un diagnóstico de diván. Pero lo tengo claro, me usa: para explicar y mostrar infinidad de luces curvas, de melodías sordas que acaban en una canción, para dejar caer un alud de palabras que al parar en mis labios, brotan.
Unas veces se que quiere intervenir y no se como hacerlo, no se como cruzar su calle y mirarle a la cara; no se como ayudarme a entender esta situación. Intento controlarme pero es él, estoy seguro, el que maneja mis dedos - ¡calla y sigue escribiendo, envase de carne blanda y huesos huecos. Tu cuerpo es débil y la mente la has pasado de largo...! oigo, con cierto tono despreciativo e inocente, como reclamando necesidad de ayuda y comprensión, como perdido en nervios y presiones por falta de tiempo... que lo-cura todo.
Me hace pensar y repasar mi camino. Aturdido y entre lágrimas, a veces, no encuentro el por qué de este tormento, de este regalo.
-Será alma que necesita terminar lo dejado a medias?- pregunto a la cara que se afeita conmigo en las mañanas, a los oídos que comparten textos aprendidos en mis ojos. Enfoco esta opción, necesaria a mi juicio, para dar sentido a mis impulsos en este blanco... o necesitará aclarar injusticias vividas... en mí... en otros tiempos... en otros mundos?...
Es otra locura. Es un castigo. Es un dolor más, pero dulce.
Puedo leer a medida que saca de mí expresiones que no conocía. Denoto su inquietud, su punto de vista distante, su caudal rabioso por nacer en mis manos. Recuerdo escenarios parecidos a los que me susurra cuando camino hacia mis abismos, cuando ansío relajar el hoy bajando la guardia y repasando la batalla para otro nuevo amanecer.
Me despierta, me molesta y me inquieta. Accedo a su trama cada vez más seguro de que su dopamina es engañosa; anzuelo que atiende, incitando, provocándome... guiándome?... a mis momentos de riesgo por un sueño nuevo, por un sueño mejor. Me hace observar cosas que no pensé que me pudiesen llamar la atención, al menos a simple vista.
Luego y sin tener la explicación del como y perdiendo la noción del cuando, hasta las llego a analizar; carpeta nueva en mi cabeza, pero el tema ya lo he visitado en otros escaparates.
O será el?
...
Así con todo.
No puedo más... y le espero ansioso.
Asumo. Algo me dice que esto es así y que la unión es para siempre, que deje de pensarlo como condena, que aprenda a dar color a sus voces para diferenciarlas de mis gritos y que mantenga la alerta de exceso y mesura para con mis movimientos, pues aprecio que no le gustan muchos de mis hábitos.
Me desvisto por dentro por si le encuentro. El deseo de hablar con el, pues no me deja, supera esta locura. Planteo un principio de convivencia que no estorbe nuestra simbiosis amorfa. El plan de su vida puede que tuerza la mía o me lleve hacia otro fin, hacia otra idea.
No me gusta dejar a nadie en el filo del caos; sucumbir a su causa quizás me haga fuerte en las mías.

...y desde entonces, a la espera del momento preciso en el que los parpados no caen pero dejas de ver, aprendimos a vivir, a soñar, a buscar.


martes, 3 de febrero de 2009

M-i-ENTE.


Todo se cubre. Se olvida o se diluye junto con otros colores, transformando la realidad a su propio antojo. Cualquiera podría intentarlo, pero no tendría esa textura tan… casual, única, irrepetible. Le da a su forma otra perspectiva…
Es curioso, pero eso hace que se siga recordando. No desaparece, se transforma; no sabemos si es lo que deseamos.
Ella tiene siempre razón, y es mejor asimilar esta afirmación tan rotunda antes de luchar para mover el mundo. Ella es así y se acabó.
Te deja adivinar su secreto, pero no, nunca tendrás el poder de manejarla a tu antojo. Te deja las riendas pero es Ella la que maneja, la que te hace parecer que guías, que marcas el pulso y tiemblas sintiendo el poder.
Que bien lo hace, que suave es el testarazo. Tanto que repites experimentando la misma sensación de control… o más. Te ves capaz. Incluso hay gente que da clases para demostrar un como o un cuando basándose en un porque y en una acción necesaria para tu transformación, para tu crecimiento interior, para asemejar el exterior, para darte una ubicación en este Gran Todo.
No se...
Los ciclos, las recaídas, los paisajes siempre vistos y siempre diferentes me hacen pensar en otra perversión funcional. Creo que perdimos el tiempo desde que nos creímos capaces de comprender algo que no para, que no deja de repetirse. Las claves usadas, esos puntos de igualdad entre los ciclos, no se...
Es humana la intención e incluso la necesidad de unir trazos y llegar a una definición… pero no deberíamos de perder tan preciado tiempo?. No por que tenemos algo más potente que la comprensión y el conocimiento de nuestra celdilla en el Gran Juego. Quizás hemos perdido parte de los instintos, por el uso de la razón. Esos instintos necesarios para lo normal.
La felicidad se empezó a perder cuando iniciamos todo por comprender… cuanta razón tiene el que razonó (?) que la ignorancia es la felicidad. Ignorancia, de que? felicidad de que?.. un lugar necesario para que?
¡¡¡Vive!!!
No intentes olvidar, ya se encarga Ella de cubrir y de mezclar tus recuerdos, hasta difuminarlos a tu antojo (que lista), para que ellos solitos encuentren su lugar.
No intentes comprender, ya se encarga Ella de darte el tiempo justo para que creas que lo comprendes.
Luego la tachamos de perversa y retorcida pero nos da en el clítoris sensorial justo como más nos gusta. Nos deja jugar a ser inteligentes y sabe camuflar nuestras cuestiones con respuestas que relajan la inquietud del desconsuelo… “el tiempo todo lo cura”… con refranes.... todos trabajan.
Es su mensaje el que no llego a entender. No será que nos dice, precisamente, que nos olvidemos?, que somos imperfectos?, que no le demos mas giros a esa cuestión y que lo importante es seguir?, lo único es seguir? no es nuestra esa función, es de Ella?, que esa unión que pretendemos crear entre Ella y nosotros no existe?, que además no lo recordaremos nunca igual, pues todo lo cubre?, que es innecesario? que nuestra necesidad es vivir?
Ella me responde y me vuelve a decir:
Todo se cubre. Se te olvida o se diluye junto con otros colores, transformando la realidad a tu propio antojo. Si quieres, podrías intentarlo, pero no tendría esa textura tan… casual, única, irrepetible……