Se arropan con liquido de cristales
de venta en bares, tus lugares,
andan con la cara sucia y mal de calles,
las mismas calles de tus bares.
Si son sólo un metro de ojitos llorosos,
unos años de malos modos y recuerdos rotos.
Y me llenan por dentro,
deshilando mi alma, un grito, un lamento...
en su nariz pegamento.
La risa junto a su mirada, perdidas
en su cara, arrasan mi sentir
despojando de lógica
mis ganas de vivir.
Que está pasando que pisamos lo nuestro,
que no escuchamos los vientos,
engordando el ego con cambios de vista.
Sin oír sus lamentos...
en su nariz pegamento.
Su familia cabe en dos dedos,
su futuro, junto al mar de peligros
en aceras heladas y recuerdos
perdidos, quién tendrá sus cuentos...
Aún escuece recordar esos ojitos.
2 comentarios:
Morfus, tu poesía tiene rabia, tiene melancolía, tiene fuerza, tiene resignación. El mundo sería muy distinto (para bien) si escuchásemos a los vientos, si dejásemos de engordar nuestros egos.
Un abrazo
Hola, Sirena y bienvenida.
Sin duda, comparto opinión respecto a los egos.
Gracias por tus palabras aquí y en tu espacio. Colocar estas manchitas negras con sentido, no es facil, y me gusta como lo haces.
salud.
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